Dos bocas
Mi abuelo hacía una interpretación sui generis del libro el Génesis, que era la siguiente:
Cuando Dios estaba creando el mundo, al llegarle el turno de crear
al hombre quiso ponerle dos bocas en lugar de una sola. Entonces San Pedro
le aconsejó:
- Señor, no le ponga al hombre
dos bocas, pues ya con una sola va a ser la perdición de la humanidad.
El Señor le hizo caso a San Pedro y así fue como los seres humanos
solo poseemos una boca, que, como dijo el santo, ha sido muchas veces la
perdición de muchas personas.
Este relato contiene una “pequeña contradicción”:
Si Dios no había creado todavía al hombre ¿cómo es que estaba
allí San Pedro con él?
Mi madre, cuando contaba esta historia, le preguntaba
invariablemente:
- ¿Y qué hubiéramos hecho las
personas con dos bocas?
- Una para hablar y otra para
comer – contestaba el abuelo – y así podíamos hablar y comer a la vez.
- Lo que nos faltaba –
apostillaba mi madre -.