jueves, 15 de diciembre de 2016

GRANDES PINICULAS: La fea despierta



La fea despierta

     Érase una vez una niña que, cuando nació, todos en el reino se quedaron espantados. Era tal la fealdad de la criatura que las hadas solo pudieron darle dones para compensarle: que sería muy simpática, que sacaría muy buenas notas, que trabajaría de cajera en un supermercado…

     Incluso el hada mala se apiada de ella y no le echa ninguna maldición, pues le da pena de los pobres padres que ya bastante tienen con la monstruita.
     El caso es que los padres intentan casarla con todo el que se pone a tiro, pero no hay manera.
    Hasta que un día llega al palacio un príncipe azul, que no es otro que el pitufo de las gafas (por eso lo de azul) y a ese se la endilgan porque es azul y, sobre todo, porque no ve ni tres en un burro.


     La pinícula estaba pensada para críos pequeños, pero en los pases previos al estreno, todos los niños se ponían a llorar en cuanto asomaba la protagonista. Entonces le pidieron al dibujante que cambiara el personaje, pero el dibujante era muy malo y no sabía dibujar más que a la princesa fea, así que le despidieron y, al haberse acabado el dinero para la producción no pudieron contratar a otro dibujante. 







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