jueves, 27 de octubre de 2016

DICHOS Y REFRANES: Me voy a Constantinopla



Me voy a Constantinopla

Esta era otra invitación que tenía lugar por la noche y significaba que se iban a dormir.
Una variante más corta y usual de esta expresión era: “Me voy a Constantina”. La frase seguramente proviene de un juego de palabras con “me voy a acostar”.

A veces suelo utilizarlo yo también con el mismo significado.











jueves, 20 de octubre de 2016

GRANDES PINÍCULAS: Indiano Jose: En busca de la vaca perdida.



Indiano Jose: En busca de la vaca perdida

Cuenta la historia de un indiano llamado Jose que vuelve de las Américas a su pueblo natal forrado de dinero. Ha estado muchos años dedicándose a trapichear con objetos robados y ahora quiere llevar una vida tranquila, comprarse un cortijo, unas cuantas reses de ganado… y a vivir. Para ello se agencia un sombrero de cuero y un látigo para arrear a los animales.
Un día se le pierde la mejor de las vacas; pero no es que se haya perdido, sino que se la ha robado su vecino que es muy envidioso y que con ayuda de otros del pueblo, tan envidiosos como él, intenta hacerle la vida imposible al indiano Jose: le tiran calabazas que empiezan a rodar tras él cada vez que va por la calle, le llenan la casa de culebras (que no es que hagan nada, pero el susto te lo dan), le tiran petardos, etc.
Al final, el vecino ordeña la vaca porque cree que bebiéndosela va a conseguir ser como el indiano: rico e inmortal; pero resulta que esta vaca tiene muy mala leche y en lugar de calcio tiene anticalcio y al beberla se envenena y se le empiezan a caer los dientes y a derretírsele los huesos.


La pinícula no se pudo terminar de rodar porque los extras del pueblo, que eran muy brutos, en lugar de calabazas usaban piedras pintadas de color naranja (una de las veces le enviaron una que empezó a rodar por una calle muy estrecha y casi le aplasta). También sustituyeron la leche de la escena final por cal viva, que es del mismo color y si no llegan a darse cuenta se le derriten los huesos de verdad. Al final, el equipo de grabación consideró que el riesgo era demasiado alto y decidieron irse al desierto de Egipto a rodarla.






jueves, 13 de octubre de 2016

DICHOS Y REFRANES: ¿Te vienes a Ginebra?



¿Te vienes a Ginebra?

Los abuelos guardaban discretamente en su dormitorio botellas de bebidas alcohólicas tales como brandy, aguardiente o ginebra. Cuando tanto él como ella querían echarse un traguito solían preguntarse:

-      ¿Te vienes a Ginebra?


Normalmente la invitación era aceptada y ambos se metían en el dormitorio a echarse un pequeño lingotazo (nunca lo hicieron en exceso). No necesitaban vasos, pues bebían directamente de la botella. 







jueves, 6 de octubre de 2016

CURIOSIDADES: Un Houston



¿QUË ES UN “HOUSTON”?

Un “Houston” es una persona que, normalmente, en la fila de un supermercado, del cine, del teatro… tiene “un problema” que hace que la cola se paralice durante diez, quince minutos o más, provocando el colapso.
El término proviene de la famosa frase del comandante del Apolo XIII: “Houston, tenemos un problema”, cuando la nave tuvo graves incidentes en su fallido viaje a la Luna.
En un supermercado, el “Houston” puede que no lleve dinero suficiente para pagar todo lo que ha echado al carro; o, si paga con tarjeta, que el número secreto no sea el correcto y no recuerde cuál es. También los hay que cogen un producto cuyo código de barras no está registrado y han de llamar al encargado de la sección correspondiente para que verifique el artículo.
En las colas del cine o del teatro los problemas suelen ser: no tener claro la película que se va a ver y estar pensándoselo en la misma taquilla, o bien estar eligiendo la butaca a ocupar y dudar entre una fila 4 centrada o una fila 9 algo más lateral. También se suele dar el caso de haber obtenido las entradas por medio telefónico o por Internet y encontrarse con que sus entradas, que ya ha pagado con la tarjeta de crédito, no están disponibles.
Hace años, cuando la matrícula de la universidad se hacía directamente en ventanilla, solía suceder el caso del típico estudiante extranjero que había solicitado el traslado de matrícula desde su país, pero del que en la correspondiente facultad española no sabían nada. O aquel otro que creyendo que le convalidaban cursos completos o asignaturas sueltas, se encontraba con que no existía tal convenio y le decían que tenía que volver a estudiar y a examinarse de lo que ya creía aprobado.
Los “Houston” son mucho más frecuentes de lo que uno se piensa, y es rara la semana en la que a uno no le toca en una fila tener delante a alguna persona con un problema inesperado.
¿Nunca os ha pasado ir conduciendo y ver cómo el que va delante de vosotros realiza no menos de 7 u 8 maniobras para aparcar?
“Houston, tenemos un problema”.








jueves, 29 de septiembre de 2016

GRANDES PINÍCULAS: Hombres de blanco



       Hombres de blanco

En una fábrica de detergentes para la ropa, conseguir el blanco perfecto es la obsesión. La fórmula del detergente es secreta y solo la saben unos pocos. Con ella el jefe de la fábrica se propone dejar blancas todas las prendas del mundo sean del color que sean. Pero no va a ser fácil, porque una empresa de la competencia se dedica a colorear las prendas blancas (y los protagonistas, consecuentemente, a borrar el color para volver a dejarlas blancas).

Durante la trama aparece un joven que viste enteramente de negro, con unas gafas negras y un sombrero también negro que, sin comerlo ni beberlo, se ve envuelto en la guerra de colores que mantienen las dos fábricas enfrentadas. Así que se dedican a intentar volverle blanco o de colores (según el caso). Y al final consiguen llegar a un acuerdo de tal manera que le dejan el traje blanco y unas gafas muy sicodélicas de color rosa.


Un film de acción que podría haber sido entretenido si no hubiera sido porque el gasto en detergente se disparó y tuvieron que usar, sobre todo para dar el toque blanco, el detergente ese baratillo con el que se compara en el anuncio y deja la ropa medio gris.








jueves, 22 de septiembre de 2016

DICHOS Y REFRANES: Unas judiítas



Unas judiítas…


Una tarde-noche de verano, mientras se hacía la cena, la abuela estaba sentada al fresco charlando animadamente con las vecinas. Ese día les había dado por decir adivinanzas. Una de las vecinas decía una adivinanza y la que acertaba planteaba a su vez otra, y así, hasta que se cansaban o era la hora de cenar.
En estas que sale mi abuelo con toda tranquilidad y les dice a todas:
-      Os voy a poner yo una adivinanza a ver si la acertáis.
Las vecinas se prestaron a que mi abuelo dijera su adivinanza y, aunque la abuela se sintió contrariada por la interrupción, no puso objeción a que la dijera.
Así que mi abuelo comenzó:  

-      “Unas judiítas
 muy judiadas
 que en lugar de ser cocidas
 van a ser asadas”.

Mi abuela soltó un grito, pues se le había pasado que tenía unas judías verdes cociéndose en la lumbre y, por culpa de las adivinanzas, habían quedado, efectivamente, más que asadas; se había evaporado toda el agua y habían comenzado a quemarse y a pegarse en el fondo de la olla.







jueves, 15 de septiembre de 2016

GRANDES PINÍCULAS: El rey melón



         El rey melón

La huerta es un lugar ideal. Allí conviven gran cantidad de frutas y verduras. Pero el rey de todas ellas es el melón (sobre todo en verano). Sin embargo, el melón sufre la envidia de otras frutas como la sandía, que también es importante en periodo estival. La muy pérfida de la sandía, consigue confundir a unos humanos dándoles un pepino por un melón. Estos exclaman: “Este melón está pepino”, lo que produce una gran desazón en el melón auténtico, que tiene que abandonar la huerta y buscarse la vida. Es entonces cuando se hace amigo de una patata que se presenta con el famoso saludo “Akí una patata” y deciden recuperar el papel preponderante en la huerta con la ayuda de una remolacha y un boniato. Al final llega una ola de calor, la sandía se seca, porque tiene un 95 por ciento de agua y el melón resiste porque es más carnoso.


La quisieron rodar con frutas de verdad, pero se necesitaban muchos efectos especiales para hacer que los movimientos del melón y la sandía parecieran reales. Especialmente difícil era que la patata moviera el trasero con gracia; por lo que al final desistieron de hacer la película. Luego se rumoreó que una productora de dibujos animados estaba interesada en el tema.