Indiano
Jose: En busca de la vaca perdida
Cuenta la historia de un
indiano llamado Jose que vuelve de las Américas a su pueblo natal forrado de
dinero. Ha estado muchos años dedicándose a trapichear con objetos robados y
ahora quiere llevar una vida tranquila, comprarse un cortijo, unas cuantas
reses de ganado… y a vivir. Para ello se agencia un sombrero de cuero y un
látigo para arrear a los animales.
Un día se le pierde la mejor
de las vacas; pero no es que se haya perdido, sino que se la ha robado su
vecino que es muy envidioso y que con ayuda de otros del pueblo, tan envidiosos
como él, intenta hacerle la vida imposible al indiano Jose: le tiran calabazas
que empiezan a rodar tras él cada vez que va por la calle, le llenan la casa de
culebras (que no es que hagan nada, pero el susto te lo dan), le tiran
petardos, etc.
Al final, el vecino ordeña la
vaca porque cree que bebiéndosela va a conseguir ser como el indiano: rico e
inmortal; pero resulta que esta vaca tiene muy mala leche y en lugar de calcio
tiene anticalcio y al beberla se envenena y se le empiezan a caer los dientes y
a derretírsele los huesos.
La pinícula no se pudo
terminar de rodar porque los extras del pueblo, que eran muy brutos, en lugar
de calabazas usaban piedras pintadas de color naranja (una de las veces le
enviaron una que empezó a rodar por una calle muy estrecha y casi le aplasta).
También sustituyeron la leche de la escena final por cal viva, que es del mismo
color y si no llegan a darse cuenta se le derriten los huesos de verdad. Al
final, el equipo de grabación consideró que el riesgo era demasiado alto y
decidieron irse al desierto de Egipto a rodarla.