Kállate Kid
En un instituto de la ESO,
no hay manera de dar clase, los alumnos no paran de hablar, están todo el día
con el móvil encendido y no atienden. El tutor es el señor Mindungui, que no
consigue imponer su autoridad y los alumnos se ríen de él en su cara. Las
visitas al director no sirven de nada y los padres siempre justifican a sus
hijos quejándose de que el tutor les tiene manía.
Entonces el señor Mindungui
se apunta a un cursillo de psicopedagogía progre para alumnos con dificultades
de atención e hiperactividad donde le llenan la cabeza con ideas de tolerancia
zen y buen rollito para tratar con los adolescentes. El maestro interioriza
todo lo que le enseñan en el cursillo y llega la hora de ponerlo en práctica.
Cuando Mindungui entra en la clase, no necesita elevar la voz para exclamar:
¡Cállate Kid! Y entonces el tal Kid se vuelve a su sitio calladito y el resto
de alumnos ocupan su pupitre ordenadamente y puede por fin comenzar la clase.
El problema de no poderse
rodar esta pinícula fue que los alumnos escogidos para formar la clase
provenían de un selecto colegio de pago del barrio más pijo de Eton
(Inglaterra) y no había manera de hacer que se portaran mal, porque al
principio de la aventura los alumnos se portan muy mal, pero ellos no se metían
en el papel y era tarde para buscar otros actores, pues a los citados hubo que
pagarles un pastón y no hubo presupuesto para más.