La tía Regatona
Contaba la abuela que en su pueblo vivía una mujer a la que
apodaban “la tía Regatona” porque le gustaba regatear en todas las compras que
hacía. Lo hacía constantemente y cuando el tendero le pedía, por ejemplo, cinco
pesetas por un artículo ella respondía:
- ¿Quiere “usté” cuatro?
Si el precio solicitado eran 40 céntimos, la mujer seguía con su
regateo:
- ¿Quiere “usté” 30?
Así que uno de los comerciantes del pueblo, se apostó con otros a
que era capaz de hacer que “la tía Regatona” no le regateara el precio y le
pagara lo que él le pedía.
Llegó la mujer al comercio y al preguntar por lo que quería, el
dependiente le contestó:
- Cuesta un céntimo
“La tía Regatona” sin inmutarse le replicó:
- ¿Quiere “usté” “ná”?